La amatista se conoce desde hace miles de años, pues ya en el antiguo Egipto se utilizaba para crear joyas, sellos personales y tallas. En la Edad Media, el cristianismo adoptó la amatista como símbolo de renuncia a los bienes terrenales y castidad, y aún hoy la llevan en forma de anillos muchos cardenales y obispos. La amatista simbolizaba además la sabiduría divina.
Etimología
El nombre de “Amatista” procede del vocablo griego “amethystos” que significa sobrio, debido a que lo utilizaban de antídoto contra la embriaguez
Mineralogía Amatista
- GRUPO Silicatos – tectosilicatos
- COMPOSICIÓN SiO2
- COLOR Violeta
- SISTEMA CRISTALINO Hexagonal / trigonal
- HÁBITO CRISTALINO Normalmente, terminaciones piramidales; en ocasiones, prismático.
- DUREZA 7
- FRACTURA Concoidea
- EXFOLIACIÓN Nula
- BRILLO Vítreo
- RAYA Blanca
- TRANSPARENCIA De opaco a translúcido
- PESO ESPECÍFICO 2,7
- INDICE DE REFRACCIÓN 1,54 – 1,55
Propiedades terapéuticas
La amatista es conocida como la piedra de la armonía, la transmutación y la espiritualidad. Corresponde al 6º chakra, situado en el entrecejo. Ayuda a calmar la mente y a relajarnos, propiciando de esta manera la conexión con nuestra intuición. Es por este motivo que la amatista suele ser un buen complemento para la práctica de la meditación, ya sea sosteniendo el mineral entre las manos, colocándolo encima del entrecejo o corazón, o situando un cristal de amatista enfrente de nosotros.
Suele ser la piedra indicada para mantener la entereza en situaciones de estrés y también para favorecer el buen dormir, así como para ayudar en casos de insomnio o pesadillas.
Colocando una geoda o una drusa de amatista de buen tamaño en la casa ayudará a crear una energía limpia y armoniosa en el ambiente.