Gemológicamente hablando, tan sólo puede llamarse rubí a todo aquel cristal rojo y transparente que sea factible de ser tallado.
Pertenece al sistema de cristalización trigonal y dentro del grupo de los óxidos y lo encontramos en cristales en forma de barril.
Es el mineral más duro después del diamante. La imagen que acompaña esta publicación corresponde a rubíes en bruto sin tallar (mineral)
Usos
Uso estrictamente gemológico y coleccionista
Mineralogía Rubí
- GRUPO Óxidos
- COMPOSICIÓN Al2O3
- COLOR Casi todos
- SISTEMA CRISTALINO Hexagonal – trigonal
- HÁBITO CRISTALINO Piramidal, forma prismática de tonel
- DUREZA 9
- FRACTURA De subconcoidea a desigual
- EXFOLIACIÓN Nula
- BRILLO De adamantino a vítreo
- RAYA Incolora
- TRANSPARENCIA De transparente a translúcido
- PESO ESPECÍFICO 4,0 – 4,1
- INDICE DE REFRACCIÓN 1,76 – 1,77
Propiedades terapéuticas
El rubí es una piedra asociada al 1º y al 4º chakra. Equilibra y fortalece el corazón, y refuerza la seguridad y el arraigo a la tierra. Amplifica la energía vital y promueve un estado, la inteligencia. El rubí intensifica la pasión en el sentido creativo e incrementa el deseo sexual. A nivel curativo se dice que el rubí es beneficioso para el sistema circulatorio, para fortalecer el sistema inmunitario y para el tratamiento de enfermedades infecciosas.
El rubí es una excelente piedra para activar las energías, imparte vigor a la vida a la vez que energetiza y equilibra pero teniendo cuidado con personas delicadas, ya que podría sobre estimularlas.
Actúa sobre el chacra corazón, anima a hacer lo que deseas y te hace feliz así como fomenta los sueños positivos y la visualización clara.
Psicológicamente saca al exterior para su transmutación el enfado y la energía negativa y, mentalmente te aporta un estado de positivo y valiente. A nivel emocional carga la pasión y el entusiasmo y, a nivel físico ayuda a superar el letargo impartiendo vigor.
Hay una combinación del rubí con la zoisita, la cual activa el chacra coronario y es muy útil en la curación del alma.