El ágata es una variedad de la calcedonia. Pertenece al sistema de cristalización trigonal, es de procedencia volcánica y debe su color por las múltiples inclusiones que se han depositado durante el crecimiento de ésta.
Una vez pulida una sección de ágata, podemos apreciar su crecimiento por las diferentes líneas circuncéntricas que encontramos, que son los diferentes estratos de inclusiones y que le confieren colores distintos. Los bolos de ágata pueden ser huecos por dentro, pudiendo cristalizar cuarzo o amatista en la parte central.
Etimología
El nombre de Ágata procede del rio Achates (Sicilia) donde se encontró por vez primera.
Mineralogía Ágata
- GRUPO Silicatos – tectosilicatos
- COMPOSICIÓN SiO2
- COLOR Incoloro, blanco, amarillo, gris, pardo, azul o rojo
- SISTEMA CRISTALINO Hexagonal / trigonal
- HÁBITO CRISTALINO Criptocristalino
- DUREZA 7
- FRACTURA Concoidea
- EXFOLIACIÓN Nula
- BRILLO De vítreo a cerúleo
- RAYA Blanca
- TRANSPARENCIA De translúcido a opaco
- PESO ESPECÍFICO 2,7
- INDICE DE REFRACCIÓN 1,53 – 1,54
Propiedades terapéuticas
El ágata se considera una piedra de energía suave, conocida por aportar armonía y equilibrio. Fomenta la autoconfianza y la concentración y favorece el crecimiento espiritual, el amor y el coraje.
El ágata es ligeramente protectora cuando es oscura. A nivel curativo se dice que puesta sobre la frente calma la fiebre, y puestas a lo largo de las piernas ayuda a eliminar líquidos. Las variedades de ágata musgosa y ágata dendrítica suelen usarse para poner en las plantas para favorecer su crecimiento y salud.
Las ágatas son minerales que sirven para asentar las energías y aportar equilibrio físico, emocional e intelectual a la persona. Ayudan a centrar y estabilizar la energía física.
Tienen el poder de armonizar el ying y el yang, fuerzas positivas y negativas, además de calmar y aliviar.
Psicológicamente facilita la aceptación de uno mismo fomentando la autoconfianza, ayuda a mejorar la concentración, la percepción y las habilidades analíticas de uno mismo.
Emocionalmente te ayuda a superar la negatividad y la amargura del corazón, sana la ira interna y fomenta el amor y el coraje.
Te eleva la conciencia y la vincula con la colectiva, anima a la contemplación y a la asimilación de las experiencias de la vida a nivel espiritual.
A nivel curativo, el ágata estabiliza el aura eliminando o transformando las energías negativas.